En una inesperada definición de uno de los premios más prestigiosos de la industria, los 58 periodistas especializados de 22 países determinaron que el diseño soberbio de la Giulia, su arquitectura lograda, la aplicación de las nuevas tecnologías y materiales ultralivianos, su perfecto balance de pesos, su probado comportamiento en todo tipo de trazados y el hecho de que significara la vuelta de una de las marcas más importantes de la historia a un segmento donde reina el metal aleman -y hacerlo trizas-, no fue suficiente para superar la segunda generación de un SUV de Peugeot.
El producto francés parece haber obnubilado al jurado con todo tipo de chiches tecnológicos y su aspecto que, citando palabras de Walter De Silva, carece de unicidad y abunda en un sobrediseño con clichés estéticos a la orden del día. No obstante esto, sus encantos fueron suficientes para obtener 319 puntos y le permitieron permitió imponerse sobre el Alfa Romeo Giulia (296 puntos) y el Mercedes-Benz Clase E (197 puntos). El resto de los finalistas fueron el nuevo Citroën C3, la quinta generación del Nissan Micra/March, el Toyota C-HR y el Volvo S90.
La sorpresa no la manifestamos unicamente los alfistas, medios de todo el mundo anunciaron la noticia con un cierto sobresalto. Si bien era sabido que el SUV del león se encontraba entre los finalistas, en pocas cabezas cabía la idea de verlo por arriba de una Giulia que desde su lanzamiento viene acumulando laureles en cada item que se analiza; ya sea en diseño, motorizaciones, chasis e incluso en el departamento deportivo superando automóviles que triplican su valor.