El sábado 27 de Agosto volvimos al autódromo de Roque Pérez, en el “III GP Europa”, una prueba de habilidad conductiva abierta a vehículos del viejo continente de todas las épocas (con el acento puesto del ’70 en adelante). Nuevamente vivimos una jornada de camaradería y pista para despuntar el vicio con motores para todos los gustos.
La mañana arrancó lluviosa en Buenos Aires, pero sorprendentemente eso no detuvo a ninguno de los pre-inscriptos que desde las 9am empezaron a llegar a El Orejano, donde el cielo se había abierto hacia varias horas y la pista se encontraba totalmente seca. Inmediatamente se inició la charla de pilotos y las vueltas libres de reconocimiento donde los participantes se fueron familiarizando con el trazado que hacía más de un año no visitábamos.
Una vez que el equipo de cronometraje estaba apostado en la torre de control se dió inicio a las tandas cronometras que comenzaron comenzaron pasadas las 11am. Apenas minutos después comenzaron a caer algunas gotas, un chaparrón inocente que duró lo suficiente como para volver “un jabón” la pista y llenó de “ooooh!”, “eeeeeh!” y otras vocales extendidas la platea masculina en la calle de boxes, que con esas expresiones de asombro respondía a los trompos y piruetas protagonizadas por los pilotos en la incansable cruzada por encontrar el grip perdido.
Llegando al mediodía el show fue todo para los descomunales sandwiches que comenzaron a circular en las nuevas instalaciones del autódromo. Mientras se comentaban las mejores estrategias para atacar la pista nuevamente ya con el piso seco.
A medida que empezaron a girar los primeros autos y con la ayuda del fuerte viento que soplaba en Roque Pérez la pista fue secándose y los tiempos de vuelta se fueron reduciendo notablemente. Vuelta tras vuelta las máquinas iban bajando sus propios tiempos de vuelta de a segundos enteros. Conforme se iban acomodando los tiempos en piso seco quedaba más claro que el tiempo marcado por Jorge Spinetto con su 155Q4 bajo la lluvia había sido espectacular y que de haber seguido en pista seguramente habría terminado peleando las primeras posiciones.
Los tiempos de vuelta empezaban a mostrar una clara superioridad de las escuadras francesas, que a pesar de que algún tifosi puso a flamear la tricolore en la recta principal, solo quería decir una cosa… el GP se iba a manos galas. Pero esperamos el próximo año recuperar el honor arrebatado por los barbaros para aretornarlo a nuestra amada península.
El final de la prueba encontró a todos los participantes muy contentos con su propio rendimiento, con sus autos y con la amistad y camaradería que, a pesar de algunas roturas y bajas, son el marco ideal para otra jornada de placer automotriz.
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